Hay luchas que nunca terminan, afanes que son para siempre, sin divorcio posible.
Uno está tranquilo hasta que aparece. Entonces comienzan a funcionar los engranajes. La imaginación dicta sus normas, las escenas en apariencia maravillosas empiezan a desfilar ante los ojos. La calma, la rutina, aparece, de repente, como algo insípido. Nos preguntamos entonces cómo hemos podido vivir hasta ahora sin ello. Sea lo que sea. Material o etéreo. La ansiedad pone sus huevos en lo más hondo. Nace la insatisfacción con una celeridad que nos sorprende recién levantados. Atónitos, nos movemos con lentitud hacia nosotros mismos. Tratamos de regresar al punto donde estábamos antes del deseo, pero el camino está sellado. La resistencia es nuestra. Barricadas de anhelos. A la mierda. Nos empeñamos en crear necesidades. Olvidamos que somos perfectos en cada momento. Que aceptarnos no tiene nada que ver con la resignación, tan desacreditada.
Me bajo del púlpito para no terminar de asustarme.Me pongo a escribir. Hasta que consiga todo lo que me falta (esa sobriedad, la aprehensión de la vacuidad) me dedicaré a escribir. Solo eso me calma.
Uno está tranquilo hasta que aparece. Entonces comienzan a funcionar los engranajes. La imaginación dicta sus normas, las escenas en apariencia maravillosas empiezan a desfilar ante los ojos. La calma, la rutina, aparece, de repente, como algo insípido. Nos preguntamos entonces cómo hemos podido vivir hasta ahora sin ello. Sea lo que sea. Material o etéreo. La ansiedad pone sus huevos en lo más hondo. Nace la insatisfacción con una celeridad que nos sorprende recién levantados. Atónitos, nos movemos con lentitud hacia nosotros mismos. Tratamos de regresar al punto donde estábamos antes del deseo, pero el camino está sellado. La resistencia es nuestra. Barricadas de anhelos. A la mierda. Nos empeñamos en crear necesidades. Olvidamos que somos perfectos en cada momento. Que aceptarnos no tiene nada que ver con la resignación, tan desacreditada.
Me bajo del púlpito para no terminar de asustarme.Me pongo a escribir. Hasta que consiga todo lo que me falta (esa sobriedad, la aprehensión de la vacuidad) me dedicaré a escribir. Solo eso me calma.