miércoles, 24 de septiembre de 2008

EUBASIA


Algo tiene el otoño que induce a la pereza. Y que, sin embargo, llama al movimiento.
Nadie en los bancos. Parece que nadie mirara. Al fin solos. Nosotros y el crujir de las hojas bajo nuestros pies. Los pasos.
Puede que todo llegue cuando tiene que llegar. Que no haya más afán que mantener la cadencia exacta. La belleza de los pasos.
Exactamente como si nadie nos mirara.
Exactamente como si todo (y nada) estuviera prefijado.
Sólo mantener el ritmo apropiado, ése que nos recuerda que tenemos un cuerpo.
Sólo mantener la temperatura del ánimo, ése que nos recuerda que cabemos en algo más grande.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

SIEMPRE AHÍ


Hay lugares que encarnan todos los deseos, los sueños que nunca se cumplirán... O tal vez sí.
Esos lugares ocupan el sitio del horizonte, prometen, iluminan. Retroceden conforme nos acercamos.
Pero siempre estarán ahí.

martes, 2 de septiembre de 2008

RIGIDEZ


A veces, todo ocurre para cogerte de una oreja y obligarte a tomar asiento, respirar y apostar por la calma. La corriente ha de detenerse, remansarse, recapacitar, echar de menos.
La rigidez es algo llamativo cuando ocurre. Y doloroso. Me resulta interesante que, cuando algo va mal, el cuerpo reaccione con la inmovilidad. Y con el dolor. Mi cuello se ha plantado y obliga a la cabeza a mirar con obstinación hacia algún sitio. Desde esta mesa, hacia el noroeste. Pensaré en ello, si es que he de creer que nada sucede por azar.
Pero, si me doy la vuelta, miro hacia el sureste. Así es la vida. Así se la hemos contado.
Quizá todo ocurra por eso: porque lo que debería hacer es estar contando la vida.
Y huir de esas canalizaciones, de rígidas paredes insensibles, de lo que estaba pensado para mí, de lo que toda mi vida he pensado que sería para mí.
¿Qué pasa, Heráclito, cuando lo que cambia es el cauce?
¿Qué pasaría si nos atreviéramos?