Nos pasamos los días en un ajetreo de despedidas, y la mayor parte
de las veces ni nos damos cuenta: no te vuelves a ver, sin más. O llevabas tiempo despidiéndote.
Nunca calculé la esperanza de vida de este tren. No tenía planes, ni siquiera deseos. Solo quería escribir,
tender puentes, abrir una ventana. Han sido siete años, una experiencia mil
veces más enriquecedora de lo que sospeché cuando empecé, de la
mano de Ara. He conocido personas. Me he sentido un poco menos
aislada. He aprendido mucho. Y llegamos (quizá hace tiempo ya que lo hicimos) a la
estación termini. Donde acaban y empiezan todos los viajes.
Solo puedo expresar gratitud en este último paseo. Me vienen a la
cabeza muchos nombres, personas y personajes que habéis pasado por
aquí.
Amparo: la poesía; escueta, directa y siempre ahí.
La maravillosa Ana de la Robla, que con su vastísima cultura me ha
ayudado a abrir la mente y a quien espero conocer en persona algún
día.
Ángel, mi querido troll particular.
Antonio Senciales: un ejemplo de sencillez y amor por la literatura,
y una gran persona, detallista y generosa.
Añil, compañera en el camino.
Ara, la que me convenció con su ejemplo. Echo de menos leerte,
amiga.
Araceli, con sus fotos maravillosas.
Azul, mi querida Azul, que ha sido sin saberlo tan importante para
mí, un ejemplo de fuerza y humanidad.
Mi Blaucita, amiga, compañera de risas y no tan risas.
Belén in red: Mi mañica, con quien tantas cosas tenía/tengo en
común.
Mi Carmencita, gran escritora, compañera, amiga.
Dintel, con quien tuve el privilegio de compartir el arduo y feliz
camino de la escritura.
El Hombre de Barro, Antonio: a quien la casualidad me unió al mismo
tiempo a través del blog y de la vida. Un fabuloso escritor que
encontrará el sitio que merece.
Elvira, que es una flor más entre esas bellezas que fotografía.
Fer Alcalá: Un ejemplo de constancia, de simpatía, que me honró
con su confianza.
Fer Arregui, de quien aprendí que el fracaso es no asumir riesgos.
Frabisa, la galleguiña que roba rostros y nos los regala.
Isabel, el hada de los pinceles y los caballitos de mar.
Mi Jesusín, que es un soleteeeeee que siempre me alegra los días. Por
muchos años.
Josefa: con su sencillez y su presencia siempre cariñosa.
Onlymary, y su dulzura exquisita.
Mariano Zurdo, el editor comprometido, una persona excelente a quien
espero leer y ver un día de estos. De su mano vinieron Manu, Miguel,
Elena, Raúl: únicos, maestros.
Maritornes, mi Mari, a la que admiro y quiero, de corazón, a pesar de
la distancia y de que es posible que me gane una coz por estas
palabras.
Miguel de Esponera, justo, caballeroso, auténtico y valiente.
Pulgacroft: que está desde el principio conmigo, fiel y siempre
amable.
Raquel, que me enseñó la anatomía de la nieve.
Rubén, que trota mundos con fotos y letras.
Sir John More, el Cioran sevillano, sensible y rocoso.
Sylvie Tartán, que me hace reír y sentir ligera con su frivolidad,
y que en persona es acogedora, bella por dentro y por fuera.
Tawaki y el mundo inmenso que se le queda pequeño, sin embargo.
A mis amigos que han pasado por aquí: Bego, Isma, Lore, Palo... A
Elena Nuez, Hipatia, Arandanilla, el juez Roy Bean, Filoabpuerto,
Cris emblogada, Alu, Rosa M, Rosa y todos los seguidores, los
lectores discretos, silenciosos... a todos y cada uno de vosotros, a
los que me he olvidado mencionar sin querer y a quienes pido perdón
por ello.
GRACIAS
Este pecio quedará flotando en el ciberespacio, comida para peces.
Yo habitaré otras casas (ya las habito), no podré contenerme, pero
sé que no será lo mismo. Nunca lo es.