Me gusta Madrid en agosto. Esos huecos que dejan las personas, a los
que sé que no debo apegarme, porque llegará septiembre y sus
proyectos. El silencio a medias de los coches ausentes. Las calles
despobladas a la hora de la siesta. El asfalto reverberando a lo
lejos, casi en Cuatro caminos. Y mis pasos. Cada vez más firmes, más
livianos. Porque resulta que es posible caminar sobre este suelo
subatómico hecho de vacíos. Pasar de puntillas por los lugares
hostiles a los que no pertenezco. Respetar el ansia de los
depredadores, por los días en los que esta pantera temía conciliar
los sueños, por caerse de la rama, dar con su cuerpo sobre el suelo
recio y sufrir por el sufrimiento de creer verse a sí misma, rota,
repartida en cada uno de los mil cristales negros. (¿En cuál de las
partes de la pantera se halla la esencia, el alma misma, de la
pantera? ¿En la astucia, en las zarpas, en el ojo izquierdo, en la
cola, en la velocidad, en el silencio?)
Madrid en agosto puede aparcar en cualquier sitio su vocación de
selva y abrirse en bulevares con bancos a la sombra. Puede obrar el
milagro de la calma. Y hasta los barrenderos podrían dejar de poner el ser en
sus escobas, aunque siguieran un poco enfadados con los perros y sus
dueños.
10 comentarios:
Yo creo que en ese andar cauteloso, y en ese mirar captando lo que otros no ven, como tú en ese Madrid que invitas a visitar.
Besos.
Estuve viviendo unos meses en Madrid, y a pesar de los calores espantalizantes (divertido eso de dormir en la terraza), cuando más disfruté fue en Agosto; La mayor parte de sus habitantes huían despavoridos, pero para mí significaba que se podía ir y venir en tiempos normales, sin agobios en los medios de transporte, la gente llevaba menos cara de prisa, la hora de la siesta era mágica, se podía entrar a cualquier sitio, bar, museo, cine o tienda, sin apelotonamientos, y pasear y "barear" ya anochecido por ciertos barrios que me encantan era un gustazo.
Me has traído bonitos recuerdos, y creo que has expresado estupendamente la sensación agosteña en los madriles.
Besos.
Jesús.
Pues a mí me gusta más un campo y un bosque bien verdes y fresquitos que Barcelona en Agosto. Pero aquí estoy, y no lo sé contar tan bien como tú. Besos
En agosto es cuando mas me acuerdo del campo sobre todo donde haya un arroyo y muchos arboles. Aunque me gusta bastante pasear por el barrio sin agobios.
Ha sido un placer pasar por aquí y poder disfrutar una vez mas de tus letras.
Besitos.
A mí también me dejan huella esas calles vacías de gente, tiene su punto hermoso. Un abrazo, hace muuuuucho tiempo que no te saludo. espero todo bien! Besos
Justo le estaba comenté eso a Tawaki hace unos días. No paso mucho tiempo en Madrid en agosto pero este año ha sido diferente.
Uno se define por esos huecos.
Me gusta este agosto tuyo, tan bien expresado, aunque ya no es el vacío que era.
Los barrenderos son imprescindibles, pero también los perros.
Saludos ahora en septiembre.
Isabel: Invito a visitar Madrid, sí, siempre. A pesar de que el ruido infame a regresado (nunca se fue, es cierto). Gracias.
Jesús: Así que fuiste madrileño de adopción durante un tiempo... A ver si vienes por aquí, y avisas. :-) Un beso.
Elvira: Yo también me apunto mejor a ese campo y ese bosque. Tú con tus fotos nos cuentas muy bien la belleza, Elvira, a diario. MIl besos.
Josefa: El mes de agosto anima a la melancolía, por lo que veo. Gracias por venir, Josefa. UN gran abrazo.
¡¡Arandanilla!! Qué ilusión tenerte de vuelta. Espero que estés muy, muy bien. Gracias por tu visita. Besos, mil.
Raquel: Este año la desbandada ha sido increíble. Algunas noches de entre semana parecía una ciudad fantasma. UN beso.
Amparo: espero que tus vacaciones hayan sido fructíferas. Me gusta que estés de regreso. Abrazo de bienvenida.
Ah, me encantaría. Y además tengo pendiente una visita por allí, a ver si me escapo en las próximas semanas.
Pues no te olvides de avisar si vienes. :-) Madrid en septiembre tiene el cielo más alto y unos atardeceres espectaculares.
Publicar un comentario