Escribo. Asciendo la cuesta de Bach, historiada, llena de
clavicordios, violoncellos. De ondas y Davides y gigantes muertos. Me
he quitado los tacones y he decidido volar a ras de suelo, volar como
los patos, decirle dos cositas al espejo. Escribir como quien vuela,
o volar como el que escribe patos, la bruma sobre el agua del lago
del invierno. El vaho saliendo de tu boca un instante después.
Escribo. Como si la cuarta glaciación no se acercara.
Escribo. A ver si el día se pliega y es la noche y de pronto acuden
auroras boreales y palabras, la tarde en que me diste la mano, y yo
quise tomarla y no correr, tacones, cuesta arriba, llena de violines.
Aquella, tu mano y las calles endulzando pavimento. Escribo y
clavicordios muerden las sombras yugulares. La voz, al fin, desmorona
el miedo de montañas, desmenuza pedregales cuesta abajo.
Escribo. Antes de que violoncellos amanezcan. Maravillosa perfecta
sincronía, tu voz, del otro lado del espejo, dice dos cositas, lanza
a volar los patos, disipa la bruma del invierno sobre el lago. Agarra
mi mano, desmorona la cuarta glaciación, lanza la piedra, la de
siempre. N variaciones de lo mismo. Bach, clavicordios, cuestas que
se suben, días que existen para las noches, viceversas, auroras
boreales.
Y escribir. Escribir para que sea cierto. Clavicordios que vienen de
tu mano. Refugio de violines antes de que llegue la glaciación.
Escribo el beso después del vaho que sale de tu boca.
5 comentarios:
Escribe, Leo, como lo hacen el día y la noche... Siempre es un placer leerte.
Un beso estelar
Estas variaciones tan, tan metalizadas, qué bien la mirada desde arriba a las manos del intérprete.
Escribe, sí, para todo y para más todo.
Saludos
Escribe escribe no dejes dehacerlo.
Un beso para una gran escritora.
Precioso leo.
Un beso.
Jesús.
Hipatia: Qué bien verte de vuelta. Abrazo.
Amparo: Metalizada, mmmm. Abrazos.
Josefa, preciosa. gracias. Mil besos.
Jesús: Gracias. Un beso.
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