lunes, 19 de febrero de 2007

HUMOR DE LUNES

Dicen que el humor, un humor vivo y generoso, no es sino un rasgo característico de la libertad. La libertad de la mente frente a la esclavitud de la “realidad”. La libertad de ese ser auténtico que somos y que late debajo de tanta impostura, de tanta pose propiciada por ése que pretendemos ser ante los demás e, incluso, ante nosotros mismos.
Imagino que la peor vida sedentaria es la que nos impone la falsa seriedad. Se paralizan nuestros músculos, y es que, cuando reímos de verdad, lo hacemos con todo el cuerpo.
Y por falsa seriedad entiendo esos momentos en que nos damos demasiada importancia, en que nuestro ego pretende demostrar nuestra valía a través de un rictus grave o de palabras sentenciosas.
Caeré en el tópico de recordar que la mejor terapia es reírse de uno mismo. Caeré porque siento la necesidad de recordarlo también. Sobre todo hoy, lunes. Hoy, que se abre ante mi una nueva semana llena de posibilidades, que transcurrirá tan rápido como las que ya pasaron. Supongo que el próximo domingo volveré a hacer balance de cuentas y comprobaré que, en mi haber, solo hay una mínima parte de todos los logros que había proyectado. Y espero que, como hice ayer, vuelva a ser capaz de reírme de mi ingenuidad.Quería terminar contando un chiste, pero no me viene a la cabeza ninguno. Me miraré un rato al espejo, a ver si se me ocurre algo. Entretanto, feliz lunes a todos. Espero que la rutina no adormezca vuestros sueños.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Como amiga, nada más leer lo del espejo te iba a decir ¡ya te vale!, pero como amiga en general y ser humano en particular, te felicito por poner en práctica lo que tú misma predicas. Aún a riesgo de parecer una persona sin ideas propias (¡quién lo iba a decir después de mis 600 novelas publicadas...!), tengo que decirte una vez más que tienes toda la razón. En esto soy algo novata, porque no llevo tanto tiempo riéndome de mí misma como debería, pero desde que lo descubrí me parece algo genial. Lo malo es que a nosotros, los que parecemos serios (lo de nosotros no va por ti, Leo, lo siento, no te hagas ilusiones), no se nos entiende, a veces, cuando nos reímos de nosotros mismos, y damos más la impresión de ser raros o locos. Pero eso también tiene su punto. Lo de sentirse bien relativizándose y riéndose de uno mismo, mientras los demás te miran con cara de extrañeza, de no dar crédito o de no entender, te hace sentir más libre y más liberada.
En cualquier caso, la risa es uno de los mejores regalos de Dios. Ayer mismo le recomendé a un amigo que sacara, como fuera, al menos unos segundos al día para reírse, porque es la mejor de las terapias y es útil contra todos los males. Por suerte, no necesita receta médica ni es un remedio caro, limitado sólo a unos cuantos privilegiados. Es una de las pocas adicciones que no causa peligro con el tiempo. Y además, se contagia con facilidad.
¡Dios mío, acabo de darme cuenta de que no tengo precio como comercial!, porque os habré convencido, ¿no? Bueno, casi mejor, no os fieis de mí, probadlo, probadlo. Espero oír vuestras carcajadas.
Gracias Leo. ¡Qué haría yo sin ti!

Anónimo dijo...

Por cierto, ¿por casualidad no saldrías el sábado por la noche de juerga? Ayer se echó de menos tu aparición del día. ¡Qué mala es la edad, abuela! Besos

Anónimo dijo...

¿Insinúas acaso que no soy una persona seria? ¿Cuándo me has visto tú reír a mí? ¿En qué momento exacto te he gastado yo una broma, o he contado un chiste, o he llamado a gritos a algún presentador por las calles de Tours?
Gracias por las risas compartidas y, claro está, por tu visita.
Besotes

Anónimo dijo...

Creo que la seriedad no está reñida con la alegría. Es cierto que a veces nos disfrazamos de solemnidad, sobre todo en el momento que planeamos, lápiz en mano, nuestros días venideros. Pero casi el mejor momento, es cuando balanceamos y reconocemos que somos unas grandes soñadoras, con muy poquito sentido práctico. Y sabes? Lo lindo es que un rato después volvemos a coger el lápiz casi con la misma ilusión que siete días días antes.
Reirse de uno mismo y con uno mismo, es de las cosas más agradecidas que se pueden hacer.
Y se comaprte.. no te digo.
Un besote.

Anónimo dijo...

Gracias, Ara, por tus palabras.
Espero que sigamos compartiendo esas risas.
Un besote