domingo, 26 de julio de 2009

LOCUS AMOENUS

Ahí estoy. En la inmensidad de esta pradera donde todo parece ser posible. Sopla un viento suave que trae voces cálidas. Palabras queridas. El olor de la lavanda. Un viento que se ofrece como mensajero. Le cuento un secreto. Que haga con él lo que quiera. Toda la verdad, el corazón entero. Ya no me pertenece. Nunca lo hizo. El viento es sabio y sabrá hacerse entender. Dejará que se evapore, que ascienda, que se condense, que llueva donde tenga que llover. Posará mi mano en su mejilla. Me tumbo sobre la hierba. Respiro banderas blancas. No hay nada que esperar. Nada va a suceder. Estoy descalza, al fin. Descalza.

miércoles, 22 de julio de 2009

TODO EL AMOR DEL MUNDO*

"Tomar el papel con cautela, no vaya a ensimismarse.
Sostener el bolígrafo como quien sostiene un pincel,
con mucha levedad.
Empuñar el silencio y convertirlo en palabra,
paladeando el verso, el ritmo, las imágenes,
el hombre que se cruza con su sombra,
los paisajes perdidos, los que no conociste,
las bocas cuyo umbral tu boca no ha alcanzado,
un fresco vendaval que se avecina.
Sin miedo, estás jugando,
todo vale en el cuarto de los juegos.
Escucha cómo huelen las palabras,
con qué delicadeza te hieren, vacilantes.
Escucha cómo el eco de las voces
oculta esa otra voz que eres tú mismo.
Sigue su curso y habla
en tu nombre y en el suyo,
en el nombre del hombre que nos sueña,
como si se pudiera decir lo que se siente,
como si se pudiera
sentir lo que ahora escribes."

Es un poema de Eduardo García.
*No sé cómo se titula el poema; ni siquiera si tiene título. El título de la entrada es mío. Por si aca...

viernes, 17 de julio de 2009

DESTINO

Yo no sé si creo en el destino. En esa entelequia que hace y dispone y ordena y organiza nuestras idas y venidas. Pero se me antoja cruel, si es que acaso existe. Cruel, si pienso en esa madre que hoy ha olvidado a su pequeño en el asiento de atrás de su coche.
O en la enfermera cuya negligencia acabó con el pequeño Rayan, ese ser que no parecía estar hecho para la vida. Rayan.
O de esa niña, la única superviviente del accidente aéreo de Air France, que flotó en la inmensidad del mar, sola, durante horas, hace apenas unos días.
A veces no es lo peor morir.
Es posible que nunca los porqués tengan sentido.
Que ni siquiera lo tenga preguntarse.

lunes, 13 de julio de 2009

MEDICINA

El ginecólogo le ha dicho que todo es por las hormonas. Las causantes del mal humor, de la tristeza, de su labilidad emocional. De que esté tan pronta para la ira, como para el llanto. Qué gran alivio. Dice que con una pastilla diaria se regulará todo en su organismo. Así de fácil. Adiós a las jaquecas. Su ánimo ya no se subirá al barco pirata. Dejará de reír en los funerales. También le ha dicho que es posible que pierda sensibilidad. Claro que él se refiere a las terminaciones nerviosas. Pero ella lo ve un alivio igual, sí, aunque resulte irónico, o incluso hiriente. Una pastilla al día y todo arreglado. Debe tomarla siempre a la misma hora, él recomienda que con el desayuno. Para empezar bien el día. Será un tratamiento no muy largo, según parece: unos meses, un año a lo sumo, le dice. Ojala. Ha salido de la consulta muy contenta. Aliviada. En la sala de espera ha leído una revista en la que decían que todo es cuestión de química. Los sentimientos, la atracción, todo eso. Una pastilla al día y recuperará el equilibrio. Debe confiar en la medicina. Se le ocurre que quizá con dos deje de quererle. Y quién sabe, puede que con tres al día, le olvide por completo. Un alivio enorme, sí.

sábado, 4 de julio de 2009

EQUIVOCADOS

Anoche pasé por la Gran Vía a las tres de la madrugada. Las aceras estaban llenas de gente. Gente. Cada uno con sus cadaunadas. Qué pequeños. Qué grandes. Todos dando pábulo al deseo, creyendo que el camino es auparnos unos sobre otros, hacernos ver, diferenciarnos. Todos equivocados. Dejamos que taladren nuestros corazones las mentiras. Perdemos la inocencia a cada paso. Nos autoconvencemos de que ya no hay marcha atrás, que ya nunca seremos lo que siempre quisimos ser, que no se puede desandar lo andado. Que no existe el perdón. Equivocados. Poniendo capas y capas de miseria, de silencios preñados de orgullo, de miedo, de rechazos. Empeñados en buscar en la separación la manera de destacarnos; en la profilaxis emocional, el modo de no volver a sentir dolor, de escondernos de la vida. Tristes, con tal de no dejar que nada ni nadie nos toque. Sin darnos cuenta de que el veneno que damos al otro es a nosotros a quienes envenena. Que el beso que nos guardamos es un beso que perdemos. Creemos que lo importante es sentirnos importantes en lugar de respirar; o que es mejor el burladero que abandonarnos a ser lo que somos delante de esos ojos que amamos y que no nos aman; que se está mejor encaramados a cualquier pódium que caminando entre esa gente que suda, que implora, que entierra sus talentos bajo tierra o los lanza desde una avioneta, miles de papeles blancos llenos de equivocaciones que caen sobre nuestras cabezas. Gente. Dónde estaremos mejor que poblando las aceras. Dentro del coche tuneado: el mismo atasco. Todos equivocados. Madrid, Gran Vía, viernes, a las tres de la mañana.