lunes, 28 de septiembre de 2009

FALSO EJERCICIO DE SOLIPSISMO

Cuando digo yo, digo un continuo que me supera, que poco tiene que ver con esa imagen frágil de mí misma, o de Paul*, o del vecino de enfrente (a quien mando un saludo).
Cuando digo yo estoy diciendo todo. Digo campos de lavanda y papeleras ardiendo. Digo libros, tabaco y caricias disfrazadas. El tintinear de una cucharilla en la taza de café. Y esa gota de agua que resbala por el cráneo y se pierde en el mar de su espalda. O de la mía.
Digo lo que subyace, la esencia, lo que no descubriremos. Lo que nos mantiene unidos.
Así que, dijeran lo que dijeran, Paul no había muerto. Y, en él, yo también resisto. Y él en mí. Y ambos en todo. En los átomos de carbono que convierten en azules todas las pupilas. También en el rojo de Ferrari, en los motores que se calan. En el polvo dorado que se desprende de las alas de la mariposa australiana. En los besos que se da la gente. Todo está en mí y yo estoy en todo. Pero no por ser yo. Nunca es por ser yo. Ni por ser él, ni Paul, ni el vecino de enfrente. Ni siquiera por ser la gota de agua que resbala y se pierde.

martes, 22 de septiembre de 2009

MUSGO


De repente te has materializado en musgo. Porque aquí el aire es puro, me has dicho al oído. No contaba contigo y has venido a decirme que los pequeños milagros corren de tu cuenta. Que me despreocupe. Que respire. Al fin. Empezaste a crecerme sobre los hombros y de pronto ya eras mi piel toda. Te has empeñado en redefinir mis formas, en delinear con tu dedo sabio los límites de mi silueta. Y, así, sin pedir permiso, has hecho tu cama en mi regazo. Había olvidado esa calidez, la sensación de que nada malo puede sucederme. La cercanía. La savia que empuja a las hojas a acariciar el cielo. Vienes conmigo a todas partes. Me dijiste que podía pedir lo que quisiera. Ya no le temeré a ningún invierno.

domingo, 20 de septiembre de 2009

lunes, 14 de septiembre de 2009

INGENUIDAD IV

1- Estoy convencida de que la persona que encuentre la fórmula para que hombres y mujeres nos entendamos ganará el premio Nobel. Lo que no me queda claro es en qué categoría: ¿de la Paz? ¿De Economía? ¿De Física o tal vez, de Química? A lo peor, el de Literatura.


2- He crecido escuchando que cuando un hombre trata mal a una mujer es porque le gusta. En lugar de oír la verdad: que no podemos gustarle a todo el mundo, y que el hecho de no gustarle a alguien no significa que seamos mejores ni peores que nadie. Quizá este afán de (falsa) protección esté también en la base de tantas atrocidades: si me dice que soy tonta es porque le gusto, ergo, si me pone el ojo a la funerala va a ser porque me ama. Lógica pura. No entiendo porque tienen tanta mala fama los límites. Los propios, los ajenos. Aceptarlos, exigirlos. Y respetarlos. Los dos.


3- Bueno, pues creo que no adelanto acontecimientos si lo hago oficial: Alonso no va a ganar el campeonato. Mal que me pese. No le vestiré de ningún color para el año que viene, por aquello de que soy un poco gafe.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

09.09.09

Una preciosa rubia en Asturias. Foto cortesía de mi hermano.
Llevo una marca en mis cuartos traseros. A mí me resulta imposible leerla. No me alcanzo. Lo he intentado mil veces. Le pedi a un maestro zen que la leyera y me dijo que era inútil, que no me respondería a ninguna pregunta, que yo no era ese hierro. Que no existíamos, en realidad. Ni el hierro ni yo. Se lo pedí a alguien a quien amé y me dijo lo que le dio la gana: el primer día, que todo lo que ponía era bello y le gustaba. El último, que eran defectos camuflados. Invenciones. Mentía y no mentía, ahora lo intuyo. Se lo pedí a mi mejor amiga y no pudo ocultar un pudor extraño. No lo entiendo bien, me dijo. Deberías verlo por ti misma. Mi madre me abrazó cuando le rogué que me explicara en qué consistía mi marca. Mi niña, repetía, mientras me atronaba con sus besos de metralleta.
Nunca he sabido interpretar si tanta renuencia es algo bueno o algo malo. Supongo que las señales de la piel están puestas ahí para que no podamos verlas, para que los demás piensen lo que quieran. Y que no cambian nada. Que hay que mirar hacia fuera y sentir hacia dentro.
Por eso doy la cara cuando me hacen fotos. Miro a la gente mientras dispara, pero soy yo quien los atrapa en la retina.

sábado, 5 de septiembre de 2009

SIN CADENAS


"...y por las autopistas de la libertad nadie se atreve a conducir sin cadenas..." Sabina.

Sacó pecho una vez más, los hombros bien arriba: toda su estatura. Alrededor se acallaron los sonidos. Miró directamente a sus ojos, que permanecieron fijos.
-No es tan difícil –dijo-. Yo te quiero. Así de fácil.
Tomó aire. Ni siquiera pestañeó. Se le escapó un extraño alivio en una centésima de sonrisa. Soltó aire.
-Bueno, ya está. ¿Ha sido para tanto? –Prosiguió.
Se oyó una risa a lo lejos. Menguó de nuevo su estatura. La imagen del espejo dejó de sostenerle la mirada.

martes, 1 de septiembre de 2009

DEFINITIVAMENTE


El príncipe azul existe.
(Es lo que tiene estar de exámenes. Que tanta deprivación sensorial conduce a ciertas extrañas maneras de aliviar el desánimo y relajar el cerebro. La fantasía es una de ellas. Me voy a la ducha. Aristóteles me lo agradecerá, aunque Epicuro proteste).