sábado, 26 de noviembre de 2011

ESCONDITE


Hay noches como esta que son para nosotros. Me cierras el libro en las narices, apagas la tele, me propones jugar al escondite. Y yo acepto, pero con las luces dadas. Veo tus pies que asoman bajo las cortinas. Me río. Se trataba de eso, me dices, de que me encontraras pronto. Y me coges las manos, y me abrazas de un golpe. Y entiendo que todo se reduce a eso. A encontrarnos pronto, a abrazarnos, a regalarnos las noches y los días, y las tardes de tedio, y la soledad misma. Amarnos en silencio, con los gestos más sobrios, sin más filosofías. Con llanto y con sartenes, con la gripe y tu jefe; hoy con la regla, mañana con lluvia. Pasado quién sabe. Cuando somos ridículos y la ira nos tiembla. Cuando el ego masoca regatea con besos en lugar de con euros. Hay noches como esta que son para nosotros. Apago el ordenador, cuento hasta veinte: tus pies asoman por fuera de la colcha.

martes, 22 de noviembre de 2011

ADIVINOS


¿Quieres saber cómo será tu vida dentro de diez, veinte años? Nada más fácil. Solo detente y observa lo que piensas. Cómo lo piensas. Las emociones. Adivinar el infierno es fácil. Solo hay que dejarse vencer por la ira, por el rencor, por la envidia. Por la cobardía, o la pereza. Echarle siempre la culpa a los demás. Asegurar que el cielo no existe, sino solo las nubes.

Pero aún necesitamos los milagros, los misterios, creer en el destino inexorable. Nada más fácil. Mirar a los ojos de la gente, recordar, escuchar y luego mirar adentro y ver qué será de nosotros. Solo para valientes.

martes, 15 de noviembre de 2011

INDIFERENCIA


Hace mucho que no te escribo una carta. Querido menganito, te echo de menos... o bien: Mi amor, no sabes lo maravilloso que eres... O quiero pedirte que me perdones, no pretendía herirte al decir eso, solo es que estaba enfadada, y, claro, ya se sabe...

Hace mucho que solo te imagino y caigo en el error de creerme en lo cierto. De creer que estás triste porque el día es de plomo. O que me echas de menos, porque me duele el centro. O que el aire liviano lleno de luz y brillo solo puede deberse a tu alegría.

Hace mucho que invento y no te digo nada de lo importante. O establezco un diálogo en el viento, que al final, no queda en más que eso: transición de estaciones, tiempo muerto. Nunca conjugar los verbos juntos, ni temblar, ni crear un puente de papeles, ni de sellos, de declarar amor ni desmentirnos. Ni dejarnos al olvido ni olvidarnos. Ni enmendar la falta ni anidarla. Los días mudos, los besos de labios pespunteados, el silencio y la tele cada noche. El camino seguro a otro comienzo.


viernes, 11 de noviembre de 2011

AMANTES


El diablo se viste de Newton los jueves. Nos disfraza de agujeros negros: nos arroja manzanas, que mordemos; manzanas hechizadas que nos dejan desnudos frente al pecado, los hoteles, la ausencia de remordimiento. No hay tiempo de hablar, tal vez porque no es asunto de palabras. La gravedad caduca a las veintiuna horas, para coger el tren de ytreintacinco. El agua de la ducha termina por deshacer el sortilegio, con cuidado de no mojar el pelo, ni de usar jabón. De no abrazarnos en la despedida, para que las ropas no sufran el contagio. La melancolía. Y no amargar la cena de los otros. Luego las miradas persiguen los pasos de un andén a otro. Direcciones opuestas. El tiempo renueva su cuenta por semanas. El aire del vagón de cercanías huele a almendras.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

LUNES RARO


No recuerdo cuántas montañas rusas me he regalado. Empeñada en saber, en comprender. Recuerdo marearme en los semáforos al ponerse en rojo, querer correr, necesitarlo. Pensar que la solución estaba fuera. En ser querida. Que podía controlar lo que pensaran de mí, la interpretación de lo que digo, de lo que escribo, de lo que beso.

Sé que la certeza tendrá sentido apenas este instante. ¿Qué podemos conocer, salvo esto? Quizá la magia está en correr sin pensar en ganar.

En saber que para siempre son veinte minutos, lo mismo que veinte años. Sobre todo si separamos el camión en sus piezas.

De repente es lunes y me descubro pensando que Descartes igual nunca supo que tenía razón. Eso de que es posible que saber signifique saber que no sabemos. O que es imposible saber.


Miedo de semáforos en verde.

Vaya tela.

Ya os avisé en el título que hoy es un día raro.