Alguien debería enseñarnos a reconocer las derrotas, a dejar de machacarnos con cosas absurdas, a envejecer, a dejar de amar, a dejar de ser amados. Alguien debería enseñarnos a sonreír en los días malos, a ser generosos también cuando sufrimos, a saber detenernos, a saber acelerar; a no dejar que el miedo nos gobierne, pero aceptar que existe: a sentirlo y, aún así, seguir adelante. Aunque el camino sea de huida.
Alguien debería enseñarnos a aceptar la vida como es y como viene.
A respirar.
A decir adiós a los amigos.
Alguien debería enseñarnos a hacer las maletas. Y no mirar atrás. A reconocer nuestros ojos en el espejo.
Alguien debería enseñarnos a andar por cable. Con red o sin ella. A quedarnos solos. A intuir el futuro y, aun así, mantener el equilibrio, y dar el paso siguiente, y el otro. Alguien debería enseñarnos que no se llega nunca a casa.
26 comentarios:
Totalmente de acuerdo. Porque sin un libro de texto, o un manual, todos los días son la misma lucha. Ni siquiera sabemos si lo hacemos un poquito bien. Yo al menos no lo sé. Yo sólo quiero que no me duela. Es jodío.
Leo. Me encanta tu nueva imagen.
Tenemos que conformarnos con ir aprendiendo poco a poco y confiar en no meter mucho la pata.
No podemos dejarnos guiar por los miedos.
Besos desde el aire.
Alguien como tú nos enseñó un día que la ráfaga del tren veloz lleva dentro a un funambulista a tientas a punto de caerse al siguiente paso; y que cada paso del funambulista reduce, como el tren, el infinito que hay entre tú y tu casa. Alguien como tú nos enseñó un día que avanzar sirve para no desplomarse, y no para llegar.
(No tiene límites mi admiración hacia Leo. Cada frase lleva dentro un requiebro, cada requiebro abre otro universo aunque sólo quede separado del anterior por una coma, cuánta palabra bien elegida).
Nos lo enseñan, nos lo enseñan, pero nosotros nunca escuchamos, creemos que no nos atañe, que nunca nos vamos a encontrar nada como lo que nos dicen.
Incluso cuando lo vemos, cuando vemos que nunca se llega a casa, a la misma casa, no nos lo creemos.
Saludos!!
Leo leo, el ser humano es autodidacta por naturaleza. De nada serviría que nos enseñen, seguiríamos experimentando.
Un besito
¿Seguro que alguien debería enseñarnos a todo eso? Hummm creo que la vida perdería gran `parte de su gracia. Caer, levantarse, aprender...
La enseñanza es continua, en la vida misma. Y podemos escucharla o no. A veces en la vida actual, las cosas parecen enfocarse a ignorar esa enseñanza.
Besos filósofa.
Jesús.
No se llega nunca a casa porque casa es uno mismo. Eso debieran enseñarnos.
Lo malo es que por mucho que nos lo expliquen, siempre perderemos el equilibrio...
Besicos
Pues todo eso que dices es simplemente que nos enseñen a disfrutar del camino que es lo que no sabemos...
Un placer leerte (como siempre).
Por cierto: ME ENCANTA EL NUEVO LOOK!!!
Es que yo estoy tratando de darle un cambio al fondo del blog pero no acabo de encontrar lo que quiero. Tú acertaste de pleno jeje...
Qué bonito, Leo, a ver si me apunto a esta escuelo, me queda tanto por aprender. Un beso.
Acabo de aterrizar en tu casa de la mano del blog de Rosa y me ha gustado mucho lo que he visto. Volveré, sin duda.
Saludos,
¡Ay, vida-vida y lo más natural y sabio!
ohhhhhhhhhhh pero que cambio, desaparece una unos días y me encuentro con esto, me gusta. Y en cuanto a la vida, es vida, un poco como el tren, te lleva y puedes ir moviéndote dentro de ella, siempre se puede uno bajar en una estación y enlazar con otros medios de transporte, un besote escritora
Entre que nadie nos enseña, que tampoco existen manuales de instrucciones para cómo enfrentarnos a tantos problemas como nos surgen en el devenir diario y que los seres humanos tenemos una memoria frágil que nos impide aprender de los errores cometidos, cada día es nuevo para nuestros sentidos. No, no estamos preparados (y los optimistas, menos) para tanto despropósito que nos toca vivir.
Reflexivo texto!!
biquiños
Por mucho que nos enseñaran, nunca aprenderiamos.
Me gusta la nueva imagen del blog.
Es un placer leerte.
Un abrazo
Pues no sé si estoy muy de acuerdo. Si sustituimos el aprendizaje propio por el vicario, ¿aprendemos lo mismo, valoramos por igual?
Y aún más, aprender de otros supone seguir sus valores, porque cuestionarlos te aleja de manera irremisible de la senda y te mete entre las zarzas; y ya la tenemos liada, ¿no?
Leyendo "Tren nocturno" de Martin Amis creí entender que las penas sufridas son las que establecen un nivel de base a partir del que podemos construir nuestra sensación de felicidad. No creo que se pueda ceder esta responsabilidad.
Pero claro, eso es lo que digo ahora que el universo conspira en mi favor. Quizá en otros momentos no pensé igual y también pedí que me enseñaran algún atajo, ya no recuerdo.
Pero siempre me inspiras, Leo. Te agradezco mucho tus pensamientos.
Nadie puede enseñárnoslo porque nadie lo sabe... consuelo de tontos...
:(
Besitos!
Maritornes, Rosa, Miguel de Esponera, Amparo, Blau, Prensa caliente, Jesús, Dintel, Belén, Pulga, Manuespada, Esperanza (¡bienvenida!), Raquel, Isobel, Frabi, Josefa, Latramis:
Mil gracias por venir y comentar.
Cris: ¡nos cruzamos! Graciñas, reina.
Tal vez un buen uso de la melancolía... Hay autores que hablan mucho sobre el asunto, pero al final imagino que es cuestión de ir y venir muchas veces, uno mismo, cabezota en el deseo de disfrutar de los adornos de este gran lío... Besos.
Pues sí. Se echa en falta una instrucción vital como la que propones.
La pena es que todas esas cosas, por más que te hablen de ellas, las tienes que aprender por ti mismo
Querida amiga, paso a dejarte un abrazo y a desearte un feliz verano. Apenas paso por los blogs de mis compañeros y algún día he de aparecer, para que no aprendas a decirme adiós, sino hola...je. Un beso muy grande y que todo vaya bien, guapa!
Sir John, Raúl, Miguel y Arandanilla: Gracias a todos por vuestras visitas y comentarios. Un montón de besos.
Publicar un comentario