Escuché el cling del microondas. Tardé un poco en reaccionar: quizá me hubiera olvidado del café, allí dentro, dando vueltas. Pero no lograba recordarme metiendo la taza y accionando la ruedita. De modo que me levanté y fui a la cocina. Apenas había puesto un pie en ella, cuando el motor de la lavadora me dio la bienvenida comenzando a centrifugar a toda máquina. La puerta del microondas estaba abierta, la lucecita encendida y, en el interior, el platillo vacío giraba a 95 rpm. Lo primero que me golpeó al entrar en la cocina, sin embargo, fue el calor. Las placas de la vitrocerámica brillaban, incandescentes. La lavadora parecía querer salirse de su ceñido hueco y golpeaba contra la formica de la encimera y contra el suelo.
Pero fue el estruendo del salón lo que me hizo salir a la carrera. Una mujer lloraba a gritos en la pantalla del televisor, que, por supuesto, yo no había encendido. Sus alaridos pretendían quedar por encima de la quinta sinfonía de Beethoven, que era el cd que había dejado dentro de la cadena y que, por descontado, tampoco estaba escuchando momentos antes.
El timbre del teléfono me hizo dar un brinco y girar la cabeza en su dirección. Cualquiera hubiera dicho que el auricular pretendía saltar de su soporte. Avanzaba hacia él para responder cuando desde mi bolso, colgado del respaldo de una silla, comenzó a brotar la musiquilla del móvil. Descolgué, pero el sonido no se detuvo. El mando de la tele no respondía a mi orden de bajar el volumen. El equipo de música tenía los botones congelados.
No sé por qué lo hice, por qué me molesté en correr hacia la puerta, si lo sabía. Sabía que, al intentar abrirla, la encontraría cerrada a cal y canto.
12 comentarios:
te ha dado la vena de meter miedo al personal, eeehh?
Menos mal que no tenias la plancha por ahí, atacandote, como hace conmigo cada vez que me acerco a ella, o a la batidora, con sus cuchillas afiladas girando sin cesar como la motosierra de chuki, ¿y la la aspiradora? sorbiendote el seso en la potencia "turbo" mientras del humidificador salen densas nubes tormentosas que bullen sobre ti...
Pîensa que yo soy ama de casa y estas cosas me acojonaaannn
=oS
Oiga, Maga, no nos shuste así... (qué bárbara! cómo haces que una se sienta allí con todos esos bichos enfurecidos!)
Muchos besos, me quedo rezando para que cuando me instalen la cocina los electrodomésticos sea de green peace...
=oD
Pues entre los lobos de fuera y las máquinas de dentro no sé donde vamos a ir a parar.
¡Qué estrés, bonita!
Buen fin de semana.
Jajajajaja. Gracias a todas, chicas. La verdad es que reconozco que me he pasado. Todo está basado en pesadillas auténticas, propias o ajenas. Qué divertida la vida del subconsciente, ¿verdad?
Muchas gracias y un abrazooote.
Buen fin de semana a todas.
Querida Leo,
Me recuerda a mis terribles pesadillas en las Murphy carcajea mientras la desgracia apabulla por donde pasa. Me afirmo en mi idea de plantar un bicho eólico en mi patio.
Un besote marino
Leo, guárdame el secreto, pero me gusta lo que escribes. Besos.
Ara: Lo del bicho eólico no lo he pillado. O, si lo he hecho, creo que no te salva del peligro...
Maritornes: Te guardaré el secreto. Es un gran halago, de verdad.
Muchísimas gracias a las dos.
Muchos besos también.
¡qué bueno, Mari Puri! ¡Qué angustia! Prueba conseguida. Iba a ir a la cocina a por un vaso de agua, pero mejor lo dejo para otro momento.
Besotes.
Palo flower, graciñas. ¿Te imaginas que se sublevara la thermomix?
Besos
Amenázalos con quitar los plomos!!! ya verás...jajaja...
juasjuas!
qué bueno, eso te pasa por comprar en la linea blanca de zanussi!
Besotes, à bientôt
Pues sí, Pulga, es una buena solución. Pero quién sabe de qué serían capaces si se enfadaran...
Irakundo: yo todo lo tengo de balay, pero aquí no ha aparecido ningún hombre dispuesto a ayudarme en NADA.
Besos para los dos, y mil gracias.
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