sábado, 22 de septiembre de 2007

manual absurdo para exploradores sedientos

...machete en mano, intentamos avanzar por una selva de palabras, que no resulta ser sino la vida. como exploradores domingueros, porque nos empeñamos en soltar al aire nuestras cuitas, en explicarnos y explicarnos y explicarnos, hasta que acabamos respirando letras despistadas que se desprenden de nuestros razonamientos-calzador, o nuestras construcciones-quitamiedos y se quedan atrancadas en nuestros alveolos. exploradores asmáticos.

el verdadero explorador es el que escucha. el que con paciencia infinita se demora en captar cada sonido, en analizar lo que sucede alrededor. por supervivencia, sobre todo, para saber cuándo ha de ponerse en guardia, o salir corriendo, o dónde montar su campamento. el verdadero explorador sabe que la selva tiene muchas cosas que decir. que si, persevera, podrá conversar quizá con las fuentes del nilo.
pero antes, deberá aprender a reconocer las pisadas de las fieras en la hojarasca, el sonido del viento que cambia y se pone en su contra, el latido del corazón del compañero. todas esas cosas que el oído no capta cuando uno habla...

21 comentarios:

Azul... dijo...

Como el zorro de mi Principito? "Solo se puede ver bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos..." :)

Te mando un besote y espero que, si finalmente fuiste a ver a Serrat y a Sabina, me cuentes!!!

Anónimo dijo...

Escuchar... tan fácil de hacer y tan difícil encontrar a alguien que lo haga... Leer(te) es una forma de escuchar(te). En eso estamos. Un beso grande.

Anónimo dijo...

Unas pocas palabras te guían. Si son demasiadas se enmarañan y te impiden el paso. Estás tan perdido que vás vale retroceder y buscar otro camino paralelo.

Las explicaciones son fruto del miedo, no tanto a lo desconocido, sino a que puedan repetirse cosas ya vividas.

La paciencia y el saber escuchar son los verdaderos machetes del explorador que quiere conocer.

Anónimo dijo...

Azul: No empeñamos en desentrañar los misterios a golpe de cerebro: craso error, ¿verdad? Serrat y Sabina estuvieron grandes, divertidos, emocionantes. Lo disfruté muchísimo. Y me acordé de ti cuando cantaron Lucía. Besos.

Ana: Muchas gracias. Sí, cada vez resulta más difícil encontrar gente que escuche de verdad y es contagioso. Yo suelo tener la sensación de que hablo demasiado y esto me deja una sensación de escozor por dentro, y de que he extraviado la senda. Un abrazote y gracias otra vez.

Tawaki: Comparto todo lo que dices, para variar. El miedo es un mal guía que, a menudo, nos lleva directos a perpetuar nuestros errores. Y a tratar de explicar (y comprender) con palabras lo que sólo se puede saber con otras percepciones. Gracias y un besote.

miwok dijo...

"el verdadero explorador es el que escucha" ¡Qué gran verdad! El verdadero explorador, el verdadero amigo...se puede extrapolar a tantas situaciones...Besos.

Azul... dijo...

me alegra mucho que disfrutaras el concierto y que yo estuviera ahí por el arte de tu magia :)

un besote, guapi, que tengas una muy buena semanita :)

Anónimo dijo...

Miwok: Es que todos somos exploradores, casi siempre. Gracias por tu visita. Un abrazo.

Azul: Estuvo genial, la verdad. Espero no ponerte los dientes demasiado largos... Buena semana para ti también. Un abrazote grande.

Anónimo dijo...

Me encata eso qeu dices como "domingueros de la palabra". Yo siempre me habia referido a mi hobby como "proxeneta del verbo".

Raquel dijo...

Como Ana, también pienso que escuchar es fácil, que muy pocos lo hacen y que aprender a escuchar conlleva aprender a ser un poco más sabio.
Un abrazo

Fernando Alcalá dijo...

Llámame egocéntrico pero, no sé, ¿sabes a qué me ha recordado todo tu texto, como si fuera una analogía? Verás, la sensación esa del explorador en la selva es la que me da a mí cuando estoy ahí, dándolo todo -como dirían mis alumnos- en medio de los parajes áridos estos en medio de una novela, durante un trozo especialmente difícil de escribir. Vamos, que me ha encantado el post de hoy.

Anónimo dijo...

Leonard: Bienvenido! Proxenetas domingueros de la palabra sería ya demasiado, ¿verdad? Muchas gracias por tu visita. Un saludín, cuasi-tocayo.

Raquel: Coincidimos. No se puede ser sabio sin escuchar. Y ya si encima se logra hablar menos... Graciñas y un abrazo.

Ferlocke: Es que las novelas son selvas especialmente frondosas, donde lo que tratamos de desentrañar es el meollo de la propia vida; encontrar el camino hacia nosotros mismos. Por eso se hace tan duro escribir a veces. Gracias y un besote.

Sandra Sánchez dijo...

Yo creo que lo más importante es que el explorador no pierda el Norte...lo demás serán todo señales para llegar a buen puerto...seguro.
Saludos!

Anónimo dijo...

Pulgui: si uno anda desnortado mal apaño, ¿verdad? Entonces no nos salvan ni palabras, ni silencios. Graciñas y un besote.

Blau dijo...

Yo nunca he sido buena exploradora :o(

Un besito

Anónimo dijo...

¡sabes que a mi, que soy una cafre, esto me pasa tambien leyendo? Como me ponga a leerte con la cabeza demasiado llena de cosas, es que ni me entero...hoy, que estoy mas relajá, te releo...y, ajate tú, que si que capto lo que dices.
Yo estoy de acuerdo contigo en que hablas mucho, pero como también escuchas muy bien, pues va a resultar que eres la exploradora perfecta.
la Dra, Leovingston, supongo...

Anónimo dijo...

Blau: ¿habladora e impaciente, acaso? Como yo... En fin, he llegado a la conclusión que a lo mejor nos trae cuenta dedicarnos a otra cosa, no? Besotes.

Bg: Uy, la exploradora perfecta. Tú ya sabes lo que yo bruju-leo...
Besotes, hormiga.

uminuscula dijo...

que guay, yo quiero una tarde así, como relatas...

Anónimo dijo...

Gracias por venir, U. Un besote.

dable dijo...

Explorar para subsistir, subsistir explorando.

Unknown dijo...

Y si hilamos más fino,tendremos que aprender a descifrar las sistoles y diastoles del corazon...hay personas que incluso han aprendido a controlarlas.

Anónimo dijo...

Dable: Bienvenida. Es verdad: no podemos evitarlo, necesitamos seguir la búsqueda. Muchas gracias por tu visita y por el comentario.
Un saludín.

Orleans: ¡Bienvenida también! Ya me gustaría a mí controlar los latidos. Y otras tantas cosas... Gracias por venir. Un abrazo.