sábado, 24 de noviembre de 2007

EL AMOR, LAS MANOS, LA LOCURA. Camille Claudel (1864-1943)

No logro entender cómo nadie puede dominar el bronce o el mármol a su antojo. Más aún: cómo se puede plasmar con tanta exactitud el rostro de alguien y hacerlo incluso reconocible. Pero aún entiendo menos que, al toparme con este busto de Rodin, haya sentido de un modo tan contundente, tan sobrecogedor, el amor que, sin duda, movía las manos de Camille Claudel al crearlo. Un amor tan obvio, tan impregnado en cada rasgo de esa cara amada, que casi me resultó inevitable no amarle también un poco, a través del tiempo, del espacio, de la dura realidad de la materia inerte.

Busto de Rodin. 1883. Colección particular.
Como tampoco acierto a explicarme cómo en los ojos de La petite châtelaine parecen latir todas las dudas. La perplejidad indomable, devastadora, que produce recordar lo que solíamos soñar y ver en qué nos hemos convertido, cómo se han evaporado las ilusiones. La fragilidad a la que estamos condenados los seres sensibles. Me hace pensar que tal vez fuera buena idea traer a ese niño que conservamos dentro y enfrentarlo a las encrucijadas de la vida adulta: puede que él fuera capaz de preguntar el porqué de las cosas, sin miedo, sin parapetarse detrás del orgullo que no oculta sino al temor, y de aceptar después con natural tristeza las negativas, las contrariedades de la vida. Sin lamentos excesivos, ni dolor exagerado.



La petite châteleine. Mármol. 1895. Museo Rodin.

Camille amó a Rodin hasta el odio. Lo amó hasta una locura que, desde una tarde nublada del mes de noviembre de 2007, se me antoja irreal, insana, desmedida. Lo amó con una pasión que la convirtió en una suerte de alquimista, capaz de transformar el metal en algo humano, en la expresión de unos sentimientos tan rotundos, que sacuden a todo el que quiera, o pueda, dejarse sacudir. A todo el que conozca ese lenguaje. A cualquiera que haya amado alguna vez.

La edad madura. Bronce. 1893. Museo Rodin.

Me pregunto si existirían estas obras magníficas si Camille Claudel no hubiera transitado el camino de la obsesión y la locura. Me pregunto si no es cobardía tenerle lástima.
Me pregunto de qué seríamos capaces si nos dejáramos arrebatar por la pasión.
Si merece la pena una vida en la que no nos permitamos, aunque no sea más que durante un breve instante, perder un poco la cabeza por amor...
...Y entre tanta pregunta, recomiendo vivamente visitar la exposición de Camille Claudel, en la Fundación Mapfre (Av General Perón, 40 Madrid). http://www.exposicionesmapfrearte.com/home.html


21 comentarios:

Sir John More dijo...

Qué envidia me das, Leo, qué envidia. Además, todo lo que dices está impregnado por la misma hermosura que describes, por esa hermosura lúcida y terrible de la pasión. Paz o pasión, cordura o locura, obediencia o pecado... Ay, me temo que nunca habrá una respuesta para estos dilemas, que son al fin y al cabo la materia de la que estamos hechos. Un beso muy cercano.

Pd.- Échale un vistazo a una escultura de Miquel Blay, Los primeros fríos. La vi en Barcelona, y buf... Impresionante.

Raquel dijo...

A mi también me maravilla esa capacidad para hacer viva la materia y dominar el arte de la expresión y de las pasiones.
Me gusta mucho entreverte entre tu decir sentido y hermoso.
Un abrazo grande

Blau dijo...

Leo leo leooo, que bien describes las emociones, deberias intentar probar con el bronce. Quizas descubrimos esa artista qué eres.

Un beso dominguero

Tawaki dijo...

Veo que hoy te has levantado preguntona y siento no tener más respuestas que tú.

Admiro a las personas con talento para esculpir un busto, pero aún más a las que osan vivir una vida plena, aunque eso les lleve a la locura.

Un beso

Desesperada dijo...

k envidia ver esta expo!

Anónimo dijo...

Sir John: Nada de envidias, ¡vente para acá a verlo! Dilemas sin respuesta: me lo temía... Le echaré un vistazo a la escultura. Muchos besos.

Raquel: Es que es realmente alucinante. Y sí, me imagino que también mis palabras hablan de mí. Qué miedorrrrlll... Gracias y un besote.

Blau: Créeme que es mejor que deje al bronce tranquilo. Me mandaron hacer un Belén de arcilla en el cole y más que un Belén parecía las Meninas. Te lo juro... Besotes.

Tawaki: Sin duda llevar una vida plena, ser consecuente y asumir los retos de la vida con valentía es todo un arte. Graciñas y muchos besos.

Desesperada: Te digo lo mismo que a Sir John: ¡veníos pá Madrid! Un beso.

Mari Carmen: Vi la exposición con los pelos de punta, con una emoción especial, muy parecida a la felicidad, a pesar de que la historia de esta mujer es bastante triste. Muchas gracias y un abrazo.

Mariano Zurdo dijo...

Tercera entrada que leo de la misma exposición, y lo bueno es que las tres hablan de amor, de pasión, y son complementarias.
Entre las tres tengo una magnífica panorámica de esta mujer.
Al final me dejaré caer por la exposición, lo habéis conseguido, XD
Besitos/azos.

Izel dijo...

Tomo nota... Solo por cómo la describes ya merece la pena acercarse por allí...

leo dijo...

Mariano: Dí que sí, hombre, que no te vas a arrepentir. Ya lo verás. Gracias y un besote.

Izel: Te digo lo mismito, que merece la pena verla. Hay tiempo hasta enero. Besotessssssssssssss.

Sandra Sánchez dijo...

Tu texto creo que complementa a la perfección la maravilla de obras de arte que compartes hoy con nosotros. Me encantaría poder ver la exposición (yo he visto las esculturas de Rodín que están aquí en Málaga).
Una entrada magníficva Leo, felicidades!

(por cierto no, no soy profe jaja, he hecho Derecho pero no doy clases de nada jeje...)

Unknown dijo...

Leo,bellas palabras que encierran algo más que pasión por algo artístico:pura sensibilidad.Felicidades..hoy el cuarto y mitad se paga a precio de oro.

Sandra Sánchez dijo...

Leo enlazo tu entrada en mi blog en el apartado de post que me han gustado ¿vale?

Unknown dijo...

Por supuesto no existiría ninguna de sus obras, como tampoco existirían las nueve sinfonías de Beethoven si hubiese desistido una vez que se quedó sordo, O Goya, o Van Gogh, o El Greco si llega a saber que hoy dirían que tenía astigmatismo...

De todas formas, serán siempre paradigmas, ya que no tienen respuesta... ¿Que habría pasado? pues eso, pasado, tiempo pretérito.

Y ¿nunca has hecho una locura?
Yo si. Venderlo todo, e irme a vivir a donde estoy viviendo por ejemplo... Llovió, pero sólo el día del post y al siguiente... Esto se seca, amiga Leo.

Un beso

Azul... dijo...

No se captan esas cosas si no se las lleva dentro, cierto? ;)
Meencantómenecantómeencantó.
El fin de año voy a pasarlo en Madrid, como me pueda escapar voy a ver la exposición, ya me has pica'o. Pude ver una de Rodin en NY, en el Rocquefeller Center (por ahí creo que hay fotos en mi blog) y me maravilló, seguro que ella me gusta tanto o más, porque las fotos transmiten y la narradora convence :)

Un besototote!

Anónimo dijo...

Qué bello lugar, el museo Rodin. Es una jaula preciosa de pasiones, un horror vacui del amor a la carne, a la materia y a su soplo (espíritu, decían los griegos). Pero, oh! perder la cabez apor amor... Nunca debiéramos olvidar que perder la cabeza por amor es, en definitiva, perder la cabeza. Y luego cuesta, cuesta encontrarla... Un beso.

Anónimo dijo...

Pulga: Muchas gracias por el enlace especial y por tus amables palabras. No es por poneros los dientes largos, pero las esculturas son impresionantes. Besotes.

Orleans: La sensibilidad es un arma de doble filo, pero prefiero andar llena de cortes, la verdad... Muchísimas gracias y un besote enorme.

Isidro: No está mal esa locura, jejeje. ¿Fue por amor? Espero que no te hayas arrepentido. Ojalá pudiéramos fabricar lluvia, ¿verdad? Besos.

Azul: No dudes en ir a verla cuando estés por aquí: creo que te encantará. Las fotos no las hice yo (no está permitido hacerlas). Las fui cogiendo de diversos blogs y webs y no sé de cuáles: al final me desorienté de tantas como vi. Espero que me perdonéis. La primera tiene firma. Graciñas y besotes.

Ana: Yo creo que el ritmo de vida nos obliga a perder la cabeza poniéndola en tantas cosas sin sentido, que merece la pena perderla a conciencia, a veces... Un besote y gracias.

Fernando Alcalá dijo...

Creo que ya sé por qué yo no nací para ser culto... Jamás podría crear un texto tan bonito como este. Lo que me he perdido en estos días que no entraba! Si estuviera en Madrid iba pero ya!

un beso!

leo dijo...

Fernando: Jajajajaj, que no naciste para ser culto... Me encanta, insisto. Muchísimas gracias, pero estoy convencida que, culto o no, podrías crear uno y mil como éste.
Te animo también a que te descuelgues por aquí: esta exposición (y otras tantas) lo merecen. (Ha sonado a L´Oreal, ¿no? Porque ellas lo valen... Ufff, en fín: será el cansancio).
Besotes.

Cyllan dijo...

Que entrada más hermosa Leo, de veras. No me fijé al principio mucho en ella porque la escultura no es un arte en el que suela reparar, pero vaya me dan ganas de ir a esa exposición ahora. Nos la vendiste bien ¿eeh? ;)
Y en cuanto a tus dudas, me parece que ya tienes tus respuestas. Todos las tenemos. Yo creo que la vida siempre vale la pena, pero la verdad es que sin esa "locura" debe ser una vida muy rollooo jejejeje.
Besitos.

leo dijo...

Cyllan, te la recomiendo vivamente, de veras. Es cortita, pero intensa. Merece la pena la inversión de tiempo. Luego, si no te gusta, admito quejas. ;)
Besotes.

Fer dijo...

Te recomiendo intentes conseguir la película "La pasión de Camille Claudel", con una imparable música de Marin Marais (Genevieve rue saint Jacques, creo), que, como película, pinta bastante bien el mundo interno de Camille. Si le internaron fue por ignorancia de la época, y tampoco hoy se comprendería demasiado bien. Un saludo.