
martes, 25 de agosto de 2009
MI LIBRO DE ALMÁSY

martes, 11 de agosto de 2009
COLEGIO
No sé resolver estas ecuaciones.
Emborrono los cuadernos. Lo intento, vuelvo sobre ello, borro con ímpetu, con todo lo que tengo. El papel cuadriculado se va afinando: es casi transparente en algunos sitios. En otros ya no es, o es agujeros. Respiro las virutas. Estornudo.
Cada error ha dejado su rastro de grafito, milimétricas torres de Pisa. Número sobre número. Ya nada es legible. Muerdo el lápiz. Se hace de noche y persevero, sentada a la mesa de la cocina, bajo la tenue luz de aquel primer flexo, que era rojo y olía a plástico quemado. Copio de nuevo el enunciado en una hoja limpia. No me llegan los pies al suelo. El castaño de indias, frente a la ventana, amarillea.
Pido ayuda con mi misma torpeza de calculadora. Lanzo la petición al aire, cruzo los dedos, espero. Borro otra vez. Vuelvo a estornudar. Desenrollo el cable del teléfono. Y de repente me pregunto si es preciso, si necesito saber la solución de este problema. Si no puedo pasar al siguiente, confesarme incapaz, asumir el fracaso. Recoger las virutas hasta juntar otra goma, darle aliento y conseguir que palpite de nuevo. Me pregunto a quién se le ocurrió esa ecuación de 36,5 grados. Quién la incluyó entre mis deberes. Si yo soy de letras puras, después de todo. Latín e Historia del Arte. Qué hago aquí sentada, pastoreando números rebeldes, aullándole a la luna. Por qué me resulta imposible renunciar a lo imposible.
jueves, 6 de agosto de 2009
VASOS VACIOS
La tomo de la mano. La niña que fui le teme a los fantasmas. La invito a entrar en la oscuridad. A desaprender. Según avanzamos, todo se aclara. Luz. No existe el miedo. Las dos tenemos que desaprenderlo. Aprender la generosidad, un amor que nada tiene que ver con el sentimentalismo, ni con la cobardía, sino con lo necesario, con dar, con comportarse como un ser humano. Nada más. No todo está perdido. Desaprender el miedo, el egoísmo. Y remar. Su remo en el mío. Remar.
A veces en mares de lágrimas. A veces en vasos vacíos.