lunes, 30 de enero de 2012

RECESIÓN

Me cuesta escribir, lo mismo que me cuesta hablar. Como si en el silencio se encontrara el núcleo de la fortaleza. Como si al cerrar los labios pudiera lograr sellar los resquicios, convertirme en bloque, ajeno a la debilidad, a la realidad tan sólida como falsa. Y a la soledad inmensa de la mirada equivocada.
Al final todos mis caminos me llevan al mismo sitio. Qué fácil sería si fuera posible. Acabar con él, maldito ego, terminar con su servidumbre, con las necesidades impertinentes que nos crea, el invisible, el traidor. Qué fácil sería poder machacarlo con un mortero; o verlo claro, saber sonreírle y mirarle a los ojos y darle un beso. No dejarse llevar por su ansia de querer auparse por encima, por encima de un mundo que no existe, por encima de fragmentos que no hace sino formar cosas que no existen tampoco, deseos, deseos, deseos. Humo. Miedo. Recelos.
Qué fácil si contáramos con el antídoto perfecto, la compasión redonda, la que hace de los seres otra cosa, amable, frágil, delicada a nuestros ojos.
Qué fácil, si no fuera tan difícil.
Que fácil si no doliera, a cada paso, cada centímetro de universo que se expande, se separa.

11 comentarios:

Blau dijo...

Leooo, vente para Bcn, tenemos sofá nuevo!!!!

Besos.

Begoña Argallo dijo...

A veces las soluciones perfectas son complicadas de encontrar. Todo necesita su tiempo, y a veces ese tiempo necesita agotar su propio silencio.
Feliz día

Belén dijo...

Hay días en los que todo se congela...

Besicos

Raquel dijo...

A veces es así! Pero la luz interior siempre sabe por donde ha de brillar.

Sandra Sánchez dijo...

El ego me temo que es inherente al ser humano....difícil batalla la que quieres librar (pocas veces posible, pero ya sabes lo que dicen de la esperanza).
(Genial como siempre, Leo)
;)

dintel dijo...

Buf... qué fácil sería, sí.

Josefa dijo...

Es una delicia leer tus maravillosas letras.
Un beso.

Miguel Pasquau dijo...

¿Recesión? Para eso hacen falta tres trimestres con crecimiento negativo. Lo tuyo es desaceleración coyuntural. O silencio preparando la batalla: cada vez que se habla, o se escribe, se libra una nueva batalla.

Y entre todas, una guerra. La que compartimos.

Tu ejército, tus palabras, son ya imprescindibles. Me gustan tanto. Reconozco su bandera a lo lejos. Está cosida con leones furiosos que pueden más que el ego.

carmen dijo...

Tú por si acaso no dejes de escribir. Deja al ego a sus anchas que a lo mejor se aburre y se marcha.
Bessssis

añil dijo...

Esa es la misión del ego, hacernos retroceder en cuanto puede, pero tenemos una ventaja sobre él, podemos identificarlo, puede que no en el instante preciso y por eso aparecen todos los líos que monta nuestra mente, pero sí con más rapidez cada vez.
Seguiremos buscando el antídoto .

Un beso

leo dijo...

Blaucita: Ya estoy planeando fechas. Tendrás noticias pronto. Besissss.

Begoña: Gracias. Tendré que tener más paciencia. Besos.

Belén: Llevamos ya unos cuanticos así, congelados. Brrrrrr. Besotes.

Raquel: Tu seguridad me anima. Ojalá viéramos esa luz que todos, todos tenemos en los malos momentos. :-) Un beso y gracias.

Pulgui: Gracias por venir. Tú si que eres genial, guapa. Besisss.

Dintel: ¿verdad que sí? ya discutiremos de esto, sí.

Josefa: Gracias por los ánimos, como siempre, querida Josefa. Un beso.

MIguel: Jeje, desaceleración pues. Seamos optimistas. ¡Gracias!

Carmen: Ojalá se aburriera pronto. Seguiremos escribiendo, qué remedio, (y bendito sea). Un beso grande.

Añil: Si encuentras el antídoto espero que lo compartas, ¿ehhhhh? ;-) Un beso.