Otra vez están abriendo la acera de mi calle. Apenas hace un mes que la abrieron y la cerraron la última vez. Siempre se les ocurre algo nuevo. El caso es que no descansemos, creo. Que nuestras mentes no tengan ni un minuto sin que el ruido las pueble. Ese ruido salvador, que evita que nos detengamos a pensar en las cosas importantes, que nos lleva de la mano de las urgentes sin dar opción a más.
¿Qué cables querrán meter ahora por debajo? Quizás algunos que, en lugar de reproducir las señales de la televisión, pretendan transmitir buenas vibraciones (y que al andar por encima de ellos, sin querer, sin saber por qué nos invada un sentimiento de bienestar, por ejemplo). O conducciones que traigan ejércitos de pequeños soldaditos dispuestos a navegar en las ondas para taparles la boca a todos los mediáticos que, desde sus púlpitos televisivos, no dicen más que sandeces; una suerte de «amperio contra paca», o de censura contra las agresiones a la inteligencia y a la sensibilidad. Corrientes eléctricas cuyos campos electromagnéticos orienten los electrólitos de nuestros fluidos hacia la creatividad, la concordia y el amor.
El caso es que me cuesta concentrarme. No sé por qué me empeño en mantenerme urbana. Los sueños campestres se multiplican ante mis retinas. Cerraré los ojos y trataré de pensar que no estoy aquí, que los pájaros pueden cantar tan fuerte que callen a la taladradora. Los de mi cabeza estoy segura de que pueden.
¿Qué cables querrán meter ahora por debajo? Quizás algunos que, en lugar de reproducir las señales de la televisión, pretendan transmitir buenas vibraciones (y que al andar por encima de ellos, sin querer, sin saber por qué nos invada un sentimiento de bienestar, por ejemplo). O conducciones que traigan ejércitos de pequeños soldaditos dispuestos a navegar en las ondas para taparles la boca a todos los mediáticos que, desde sus púlpitos televisivos, no dicen más que sandeces; una suerte de «amperio contra paca», o de censura contra las agresiones a la inteligencia y a la sensibilidad. Corrientes eléctricas cuyos campos electromagnéticos orienten los electrólitos de nuestros fluidos hacia la creatividad, la concordia y el amor.
El caso es que me cuesta concentrarme. No sé por qué me empeño en mantenerme urbana. Los sueños campestres se multiplican ante mis retinas. Cerraré los ojos y trataré de pensar que no estoy aquí, que los pájaros pueden cantar tan fuerte que callen a la taladradora. Los de mi cabeza estoy segura de que pueden.
9 comentarios:
Hola! Ese mal del que adoleces lo sufrimos muchos. En mi caso, el médico me recetó una huida del asfalto. He cumplido con su prescripción y ahora que vivo en un pueblo pequeño (no hace falta irse muy lejos) a cuarenta kilómetros de Barcelona, he encontrado el silencio que estaba necesitando. Abro la ventana y contemplo el Puigsagordi, escucho cantar el gallo madrugador de un payés, los pajaritos me alegran el día. Bajo a la calle y ya no me tropiezo con las prisas, las tensiones y las malas leches de la gente. Aquí se está de fábula.
Así que, si estás dispuesta a ganar calidad de vida, no te lo pienses dos veces y recógete por algún campo.
Claro que, aquí también abren calles y pasan cables y sobre todo, levantan pisos en todas las parcelas...
saludos
janet.
Qué guay!!! Me apunto a cualquier cable nuevo de esos que propones, sobre todo al de las buenas vibraciones. Una gran idea! Sería maravilloso! Si te presentas en las próximas elecciones con proyectos así, barres, seguro, pero no las calles, sino los corazones y los deseos de la gente, porque ¿a quién le gusta la taladradora y puede asegurar que los mediáticos realmente le han mejorado la vida?
Yo te votaría sin dudar.
Y mientras a soñar con ello. De verdad, guapa, me parece una idea fabulosa.
Besotes
Hola, Janet! Qué suerte poder huir al campo. Me lo planteo, sí, pero por el momento no es posible. Así que habrá que resistir. Gracias por la visita.
Palo: poozi, habrá que poner manos a la obra para inventarlo y quedarnos con la patente: igual era el invento que esperábamos para forrarnos. Lo malo es que la física y yo...
Muchas gracias a las dos y un abrazo grande.
Leo, acabo de modificar mi blog, pásate a ver si te gusta el diseño, hasta le he puesto un par de videos y todo... El verde es un buen color, a que sí...
Te enlazo vale?
saludos,
janet.
Se admiten comentarios al respecto...
laodiseadelescritornovato.blogspot.com
Me has hecho recordar a mi padre, que ahora está tan lejos, al otro lado del charco... Yo era pequeña e íbamos en el coche, todas las calles abiertas, en obras, y mi papá asomaba la cabeza por la ventanilla y le decía a los incrédulos obreros. "yo sé donde hay una calle enterita y no les voy a contar donde está!" =oD
Bessitossssss Maga!
Janet: pues sí, el verde es muy buen color. Me alegro de que te haya triunfado. Jeje.
Azul: ¡Que gracioso tu padre! Me entran ganas de decírselo yo a los de aquí.
Muchas gracias a las dos y un beso grande.
Y es que hay ruidos y ruidos y ruidos y ruidos. Las respuestan no estan en los resultados, sino en el entendimiento de esas diferencias. Y esas diferencias, aunque todas bajo el mismo nombre, son enormes! ...
Biquiños!
Hola Leo, sí todo bien.
Es que he estado de vuelta a casita (de Oviedo a Málaga(donde vivo), unos días de minivacaciones en Cádiz...en fin...desconectada del ciberespacio...jaja...
En cuanto saque un rato te seguiré leyendo como siempre.
Bss.
Muchas gracias a los dos. Que paséis buen finde. Besos
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