Empezó a llover. Poco a poco. Primero solo chispeaba pero en pocos minutos aquello se convirtió en un aguacero. Ella se había detenido. No podía soportar marcharse sin echarle una última mirada a la ciudad que la había visto vivir. Y mentir. Y entregarse. Tenía la esperanza de verle por última vez, de adivinar su silueta a lo lejos, en el mismo camino que la alejaba a ella. Si su deseo se cumpliera, si él también hubiera logrado escapar, se las arreglaría para zafarse de Lot y de los demás y esperarle escondida detrás de alguna roca. Juntos.
Nada más volverse, recordó el mandato, la cólera. Era una mujer de sal petrificada al borde del sendero. Y encima, la lluvia. Deseó que arreciara de veras, que la disolviera antes de darle tiempo a completar el castigo. A verle, a adivinar su silueta a lo lejos, en el mismo camino.
16 comentarios:
me encanta leerte, primero me haces imaginar y luego me dejas pensando. Besillos
¡Qué bonito lo cuentas! Besos
Qué imaginación. Así que ya disparados a imaginar, me uno a Isa, y me imagino que viene por el sendero, y junto a la estatua mira también hacia atrás, conviertiéndose en otra y siendo así dos felices estatuas de sal ea.
Muy buena leo.
Besos.
Jesús.
¿Es parte de tu libro?
Una preciosidad.
Olé guapa... qué bonitooooo
Besicos
Deberían cumplirse nuestros deseos, al menos los más íntimos.. antes de la gran disolución
Saluditos
Merce
Los mandatos siempre se recuerdan tarde.
Esperemos que, al menos, llorase lágrimas de limón y tequila.
Sugerente relato.
Un beso
Me gusta, Leo
Es triste pero bueno.
Un abrazo
Oye Leo, que ya es Semana Santa. Yo por mandato del Dr. tengo que estar alejada de la sal :-)
Besos..
Los mandatos divinos siempre jodiéndolo todo (perdón por la expresión), apostando por los formalismos y no por el Amor verdadero, una pena...
Me ha encantado Leo.
Por cierto veo que estás leyendo "Drácula" de Bram Stoker, a mí me gustó mucho cuando lo leí hace años,ya nos contarás.
Se agradecen las etiquetas que has puesto (creo que antes nos las tenías no?)
;)
Isobel: Y a mí me encanta que me leas y que te haga imaginar. Besotes, guapa.
Elvira: Gracias. Más besos.
Jesús: Final feliz, jeje. Dentro de lo que cabe, claro. :-) Besissss.
Raquel: No, no es parte de ningún libro. :-) Graciñas y besos.
Belén: Gracias, maña. Olé pa ti :-)
Merce: Yo también lo creo, aunque no sé si algunos deseos cumplidos serían peor para nosotros. Un besote y gracias.
Poetapijo: ¡Bienvenido! me han encantado esas lágrimas de limón y tequila. Un beso.
Elèna: Gracias. Otro abrazo para ti.
Blau: Pues ya sabes, querida: nada de mirar atrás. Besisssss.
Pulgui: Leí Drácula hace la friolera de 21 años. Me gustó mucho entonces y ahora lo estoy disfrutando mucho más. Y me sigue dando miedo. Las etiquetas son nuevas, sí. A ver si me acuerdo de utilizarlas. :-))
¡Graciñas!
Tiene que doler disolverse así...
Besitos!
Sí muy buen libro el de Bram Stoker (la película también me gustó mucho, "he recorrido oceanos de tiempo para verte" en mi mente para siempre), y lo que más me llamó la atención cuando lo leí fue que acostumbrada a ver las películas de Drácula de Christopher Lee, en la novela se habla de Drácula pero creo recordar que no sale nunca ¿no?...
Qué chulo el relato!!
Como siempre, las mujeres, estén hechas de agua, de sal o de carne, perdiéndose por lo que dejan atrás.
Un saludo
Me ha encantado, Leo. Cuando la mujer de Lot se dio cuenta de que sus deseos no se iban a cumplir, deseó que todo terminara de una vez, deshecha bajo el agua. Muy bello.
Abrazos
Cris: Yo también lo creo, tiene que doler mucho. Un beso sin dolor.
Pulga: Sí sale, sí, lo mismo que en la película: al principio en el castillo y luego en un par de escenas más. Un buen libro, sí.
Amparo: ¿Crees que las mujeres miramos más hacia atrás que los hombres? Me he quedado pensando. :-))
Woody: Desea disolverse antes de ver completado el castigo al ver aparecer al amante. Me alegra que te haya gustado. Otro abrazo.
Publicar un comentario