sábado, 28 de marzo de 2009

UN TREN SOBRE LA TIERRA

Escucho el silbido a lo lejos.
Toda la madera está quemada.
Ha sido rápido, inseguro, subrepticio.
El tren se ha puesto en marcha,
ha aprovechado la cuesta abajo.
Sigue buscando una pureza que creo imposible,
incompatible con los años
indirectamente proporcional a lo vivido.
Sólo los locos, los suicidas, los visionarios persisten
en ese empeño de apertura.
La sinceridad es un acuerdo entre las partes.
El amor, una quimera con dientes de sable.
Los días, un apasionante coñazo.
Siempre me conté entre los locos.
Ahora me veo más bien perdida
sin un reflejo que encontrar en los espejos.
Ya veremos cuando lleguen las cuestas arriba.
Entonces me subiré de verdad al movimiento,
loca maquinista.
Aquí nadie gana la pole sin pagar su peaje al miedo,
o sin renunciar a la pureza.
Hay que ser rápida, segura, subrepticia.
Toda la madera está quemada.
Puede que el silbido venga de dentro.


(No, no he bebido. Puede que sea el té. O los antihistamínicos que no tomo. ¿Quién sabe? ).

15 comentarios:

Josefa dijo...

He leido tu post y como siempre me
encanta tu manera de escribir.
Un abrazo.

Elvira dijo...

Pues los antihistamínicos que no tomas te sientan bien. Besos :-)

Raquel dijo...

Puede que seas tú misma y eso es lo que pasa, lo cual es grande.
Besos

carmen dijo...

Me encata, Leo. Y sobre todo, me gusta que sigas siendo una loca con silvido dentro.
Besssos

valerio dijo...

No sé... a lo mejor es duro ser la loco-motora, de lo que estoy seguro es que es mejor que ser un vagón de cola...

Certidumbre: no toda la madera está quemada.

dintel dijo...

Genial la metáfora.

Amparo dijo...

Eso se llama valentía.
Me gusta que el silbido venga de dentro! Y el riesgo veloz del viaje.

(en cambio no me gusta la palabra subrepticia para un poema, si es que tu intención es que fuera un poema; corta un poco el deslizamiento tan conseguido: perdón por la osadía)

Saludos lánguidos de fin de domingo

Belén dijo...

Pues chica, sigue con el te...

Besicos

Fer dijo...

han sonado las hojas en el suelo, los muebles, y todo ha cambiado? Avanti.

leo dijo...

Ref: Pues sí, todo ha cambiado sin apenas haber reparado en ello. Siempre avanti. Gracias.

Belén: Jejeje, seguiré, sí. Funciona mejor que la cerveza. Besos.

Amparo: Pues tienes razón con lo de subrepticia, interrumpe un poco el ritmo. Te agradezco la sinceridad, de verdad. Un beso.

Dintel: Gracias, hermosa.

Valerio: Me ha encantado lo de la loco-motora. En cuanto a la madera, bueno, quizá es la hora de pasarse a las energías renovables ;-) Graciñas.

Carmen: Jeje, sigo siendo una loca, y todo irá bien mientras lo que escuche sean silbidos y no voces :-))

Raquel: Es posible que no me hagan falta los antihistamínicos este año. Ni el té, ¿quién sabe? Un besote y gracias.

Elvira: Muchas gracias. Será porque un poco sí que atontan. Un besote.

Josefa: Y tú, como siempre, tan cariñosa conmigo. Mil gracias, reina.

Azul... dijo...

Maga, hoy publiqué una entrada que -sí se por qué- me hizo pensar en ti desde que la encontré... y luego de leer esta maravilla, entiendo el por qué... ve a verlo cuando tengas un ratín, weno?

Voy a Madrid desde el viernes hasta el lunes... como no me cojas el móvil JUM! (empieza por 680, a ver si así lo reconoces esta vez!!!xD)

valerio dijo...

Reitero que queda madera chica locomotora... así por de pronto tienes madera de alma escritora...

Te invito cuando quieras ( o al que le apetezca) a visitar mi pequeña desordenada y desatendida morada uncielocolorvino.blogspot.com)

Araceli Merino dijo...

Casi una definición de aquello de "los mejores años de nuestra vida" que nunca queremos abandonar. Queremos que todos sean los mejores, como unos adictos sin remedio. Que dificil es salir del paraiso cuando los has conocido. Hartos de sinceridad preferimos vivir contentos y engañados.

Lispector dijo...

Ese tren está muy vivo y resuena con fuerza.Es cuestión de tiempo que dé con su paraíso. Un abrazo.

leo dijo...

Lispector: Espero contarte muy pronto cómo es ese paraíso, Daniela. Un beso.

Araceli: Que difícil es renunciar a ese estar contentos, aunque sepamos que implica asumir el engaño. Gracias.

Valerio: Gracias por la invitación. Y por venir. Un abrazo.

Azul: me muero de ganas de que nos tomemos ese caféeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee. Vi el video. Ya comentaremos. Gracias, guapa. Besos mil.