Con el afán del picapedrero, respirando el polvo fósil de los días, sigo. Siempre. Continúo la línea desdibujada del invierno y trato de imaginar semblantes más amables. Todo lo puede la cabeza. Puede crear y destruir la miseria a su antojo. Puede envolvernos en falsedades, dejarnos desnudos frente a las puertas cerradas. Pero también de ella salen las filas de hormigas que se alinean sobre el papel en blanco. Los mensajes de esperanza. Las manos a las que asirnos cuando tropezamos en la angustia. Los prados verdes sobre los que pasear descalzos; prados donde la lluvia se bebe, donde crecen nenúfares en los charcos. Y el ego se desintegra, y el perdón y la compasión son la hiedra que prende en las esquinas, el único ejército que puede derrotar al miedo. La opción inevitable. La casa a la que me mudo. La que hay debajo de este erial de rocas que trato de desmontar cada mañana, frente al ordenador, con cada paso, con cada palabra, con cada pensamiento. Pequeña vida. Torpe, lenta, silenciosa mudanza.
martes, 16 de febrero de 2010
MUDANZA
Con el afán del picapedrero, respirando el polvo fósil de los días, sigo. Siempre. Continúo la línea desdibujada del invierno y trato de imaginar semblantes más amables. Todo lo puede la cabeza. Puede crear y destruir la miseria a su antojo. Puede envolvernos en falsedades, dejarnos desnudos frente a las puertas cerradas. Pero también de ella salen las filas de hormigas que se alinean sobre el papel en blanco. Los mensajes de esperanza. Las manos a las que asirnos cuando tropezamos en la angustia. Los prados verdes sobre los que pasear descalzos; prados donde la lluvia se bebe, donde crecen nenúfares en los charcos. Y el ego se desintegra, y el perdón y la compasión son la hiedra que prende en las esquinas, el único ejército que puede derrotar al miedo. La opción inevitable. La casa a la que me mudo. La que hay debajo de este erial de rocas que trato de desmontar cada mañana, frente al ordenador, con cada paso, con cada palabra, con cada pensamiento. Pequeña vida. Torpe, lenta, silenciosa mudanza.
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18 comentarios:
No sé ni cómo felicitarte, Leo,
es emocionante lo que escribes y cómo lo escribes.
Rendida me quedo.
Un besazo y mi admiración.
Felicidades
Me gustan tus filas de hormigas que se alinean sobre el papel en blanco.
Yo sigo pensando que el miedo no es siempre el villano, a veces es un aliado que nos avisa de algo que no nos conviene de verdad.
Un beso, querida Leo
Y magnífica renovación, creo.
Un abrazo grande
Leo, leoooo, que guay conocerte! si te mudas vente pa`Barcelona, hala!
besos
Te vas a reír, pero leyendo la entrada no puedo dejar de ver al peluche leoncillo hablando muy serio diciendo todo eso.
Ni un vino, ni una cerveza; te lo aseguro.
Preciosa entrada.
Jesús.
Mi niña, después de esto, que no se si es literatura o un pensar en alto, no me queda mas que decirte que ...
= )
Paz, te deseo paz, de la de volar, de la de sentir, de la que surge cuando eres tu, mua
La casa a la que me mudo, suena estupendo. Y el texto es una declaración de intenciones de lo más humano, el esfuerzo de sobreponerse al desaliento diario, la piedad.
Saludos
Todas las udanzas son costosas, Leo, pero como las hacemos buscando mejorar, pues no se nota.
Un beso
Me has recordado al príncipe de La bella durmiente que tenía que ir arrancando las zarzas a machetazos... pero el resultado te queda taaaan bonito...
:)
Besos!
Creo que solicitaré tu ayuda, cuando necesite comunicar algo. ¿No es lo más razonable? Atraviesas muros, madame.
Si Leo, sigue, sigue!
(Y yo te aplaudo)
Besicos
Mariluz: Jo, gracias. Me animas siempre muchísimo. Un abrazo.
Elvira: Tienes razón en lo del miedo. A mí me inquieta su exceso, personalmente. Te mando unas cuantas hormiguitas ahí donde estés.
Raquel: Un buen cambio, o eso parece, que si no... Gracias y otro abrazo para ti.
Blau: ¡Lo mismo digo! Lo de tener cerca el mar me parece una buena idea :-) Un besote
Jesús: Jajaja. Es un peluche bastante hablador, pero él sufre mucho menos ;-) No sé si creerme lo del vino... Un besote.
Isita: Sí que es pensar en alto, sí. Gracias por esa paz, que buena falta me hace. Qué buen consejo, ser yo. :-) Un beso grande.
Amparo: Sí, la verdad es que es aquello del mal de muchos consuelo de tontos, pero anima saber que somos unos cuanticos en el mismo empeño, con la misma concepción -un poco idealista, ingenua- de la vida. Graciñas.
Añil: La expectativa de lo que hallaremos, y la satisfacción por cada paso dado es lo que nos mueve a soportar ese día a día. Sí. Gracias y un beso.
Cris: Bueno, es que es algo muy parecido, metafórico. Lo mismo me encuentro a un príncipe roncando cuando llegue, quién sabe: ya te contaré. Graciñas y un beso.
Fer: Aquí estaremos para lo que necesites comunicar, querido Fer, humildemente. Eso me encanta: lo de atravesar muros. Ojala consiguiera atravesar muchos más. Un beso enorme.
Belén: Tu aplauso me alienta, querida Belén. Te invitaré a un café cuando esté instalada ;-) Besos.
Toda mudanza, por pesada, interior o lenta que sea, es un viaje. Y viajar es un placer.
Muy bueno, leoncito. Pero recuerda que todo está en la mente.
Besazo
Raúl: Me gusta ese enfoque de la mudanza como un viaje. Turismo interior, ¿verdad? Gracias y un beso.
Carmencitaaaa: Qué bueno tenerte por aquí. Todo está en la mente, sí. Sólo hay que fluir, ;-) Besotes.
Eres maravillosa escribiendo.
Le temo mucho a las mudanzas. Siento mucha añoranza a lo que dejo.
Un beso con todo mi cariño.
:)
Josefa: MIl gracias. Un beso grande.
Dintel: :-)
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