Para mis hombrecitos vestidos de naranja.
Mira: así queda tu rosal en mi ventana.
Es pequeño, como todo lo bueno.
Ahora lo veo cada vez que miro afuera.
Me recuerda que el mundo no es tan solo ese lugar hostil donde todos fingimos.
Me enseña que el cariño verdadero pasa el tamiz del tiempo.
Es una pincelada de afecto en mis paisajes cotidianos.
Te doy las gracias.
11 comentarios:
Com otoras veces, completamente de acuerdo. La duda puede surgir, por el cmaino, pero loshehcos demostrarán la final qué y quién es cómo. Por eso es bonito mantenerse siendo uno mismo, siempre, sin doblegarse a invitaciones sin sentido.
Un saludo.
Es un buen ejercicio ese de mirar lo que hay fuera y disfrutarlo...
Besicos
Las cosas pequeñas son muchas veces las que hacen grandes las cotidianidades.
;)
Qué importante; Y además dicho de forma bonita.
(me tiene frito lo de los hombrecitos naranjas; os marcianos son verdes, escamosos y con trompetillas que yo recuerde, entonces, ... ???)
Besos temblequeantes, que menuda rasca tenéis en estas tierras...
Jesús.
Tengo en la taza de los lápices una rosa seca que me regalaron una vez...
Como tú dices, una pincelada de afecto en el paisaje cotidiano.
Besos!
Fer, Belén, Pulga, Jesús, Cris: Gracias por vuestra visita.
Besos.
Hola Leo. Como siempre tan profunda y sobria en tus palabras.
Un beso.
Precioso regalo y maravillosa compañía.
Besos
Josefa, Raquel: Mil gracias.
Hola Leo,
pues a mí lo de las flores no se me da muy bien, pero siempre se agradece tener una cerca. Y sobre todo, hay que mirar para ellas, haces muy bien.
Besos
sonrío, por purita casualidad, un abrazo
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